"No hablemos de esos pobres idiotas que siempre cumplen con sus obligaciones, sin hallar jamás la recompensa de su trabajo, y a los que yo llamo la cofradía de los chancletas de Dios. Entre ellos está la virtud en todo su apogeo, pero también está la miseria. Yo me figuro el gesto de esas buenas gentes si Dios les gastara la broma pesada de ausentarse del juicio final." (Balzac)
Como alguno sabrá nada nos gusta más a nosotros (princesitas aparte) que pasar las horas escuchando carnaval... de Cádiz por supuesto. Así que no podemos dejar de "copiar" el artículo de Antonio Burgos publicado en el ABC de ayer, se titulaba "De Sabina a Ikea" y nos identificamos completamente con él:
"¿A usted no le ocurre que cuando ve una película que le entusiasma, como a mí la del rey inglés tartajoso, la recomienda a todo el mundo para que la vea? Pues eso me pasa con mi pemaniano Bachillerato Nocturno de la Gracia, pegado a la radio escuchando las coplas del concurso del Carnaval de Cádiz. Si el otro día no me resistí a transcribir el cuplé de la chirigota «Ricas y maduras» sobre el futuro de Isabel Pantoja, con el ritornelo de su ovillejo con reja, cárcel y presa (que no ibérica), hoy estoy deseandito contar a alguien la gracia que tiene la chirigota de Kike Remolino, los que en años pasados fueron «Los tijeritas» y «Las pitorrisas», que este año van de Joaquín Sabina, sombrero hongo incluido, ronquera incluida, guitarra blanca incluida. Se llaman «Los Joaquín Pamplina, cantautor de la Plaza Mina», jugando con una rima popular gaditana, que a las fruslerías las considera «pamplinas de la Plaza Mina», lugar románticamente delicioso, donde está el Museo en el que yacen doblemente las tumbas de los fenicios que tanto en Cádiz dieron que hablar, que, como los duros antiguos, se los encontraban los arqueólogos a la orillita del mar.
No sé si son habituales del Ikea o si hasta tienen tarjeta de Ikea Family, que es como ser socios protectores de estos suecos que nos venden el mundo baratísimo, por piezas, con instrucciones para armarlo. En Jerez, como en media España, han puesto un Ikea y el Ikea, como está mandado, no puede estar ausente del periódico anual cantado que son las coplas de Carnaval. Y los chirigoteros, que fueron a Ikea como está mandado, le sacaron al punto la copla sobre la dificultad de armar ese sofá precioso que venden allí tan barato. Dice así el cuplé:
«Mi parienta con el Ikea/se ha vuelto loca/y eso me enfada./En mi casa tó es del Ikea/y yo he montao ya hasta las almohadas./Una vez que fuimos comimos/dentro el Ikea un pollo asao,/y me quedé muerto/cuando vi que puso el pollo/con instrucciones y desmontao.
«Mi mujer iba cada día/y traía algún detallito,/y tengo llena la casa/de lápices chiquetitos./Me resultaba muy raro/que al Ikea fuera tós los días,/pá mí que en vez de con ella/estaba casao/con el de Bricomanía.
«Un día la seguí al Ikea/y vi que me era infiel/con uno de allí,/pude comprobarlo./Y me ha puesto dos peazo cuernos/y ahora no sé/cómo hay que montarlos.»
Y por si no fuera rotundo el acierto humorístico, el cuplé, como mandan los cánones de Carnaval, va rematado por un estribillo relativo al disfraz del personaje que la chirigota representa. En este caso, Los Cantautores a lo Sabina. A los que, en el Cádiz de la crisis, les entra la duda con Serrat cuando cantan:
«Yo sé que en esta tierra/Los Cantautores van a gustar,/porque la gente de Cádiz,/tan sólo escucha a Serrat.
«Tabacalera... ¡Serrá!
«Delphi, ¡Serrá!
«Navantia si sigue igual...
«Serrá, serrá, serrá».
Estas coplas suenan en una ciudad a la que le chorrea la gracia por el espumerío de las olas del Campo del Sur. Tanto, que en plena crisis, a un comerciante se le ha ocurrido poner en su escaparate este cartel, al modo de los anuncios pidiendo dependientes: «Se necesitan clientes. No necesaria experiencia».
1 comentario:
Claro que no hay color...
Cai...
...La cuna del constitucionalismo...
...Ay, chancletero, que me pongo nostálgico.
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