Tan absurdo como creer que las cosas pasan por casualidad es creer que van a terminarse de repente sin tocar las causas que los produjeron. Para quienes en lugar de intentar entender las cosas prefieren descalificar, simplificar o darse a la tan española costumbre de la etiqueta rápida, recomiendo encarecidamente la lectura de este artículo de mi compañera en IE Business School Gayle Allard, economista y doctora por la Universidad de California, publicado en el último número de Ideas Empresariales: “Una indignación que debe ser escuchada“. Hay razones, muchas y muy poderosas, para que pase lo que está pasando: la situación es completamente insostenible. Y va a ir a más.
No te quedes con la campaña de difamación oficial. No hagas juicios de valor superficiales basados en cuestiones meramente anecdóticas. No cometas el error de pensar que te están pidiendo el voto para una opción política y tienes que defenderte de ello, porque no es así. El 15M no es, no será y no podría ser un partido político, no tiene que ver con derechas o izquierdas, no es un movimiento antisistema y no admite simplificaciones ni juicios de valor hechos en una sola frase. El 15M revela la imperiosa necesidad de un cambio en la forma en la que nos organizamos como sociedad: el inexorable paso de una democracia representativa a una semidirecta, derivado de una situación completamente insostenible para los jóvenes, y catalizado por una nueva capacidad de coordinación basada en el uso de herramientas tecnológicas. Es como la crisis de muchas industrias, pero aplicada a la gestión política, a esa empresa de la que todos somos accionistas.
Es una crisis sistémica, y soluciones como “más de lo mismo” o “más mano dura” solo van a empeorar el problema. Refugiarse en tópicos, hacer chistes fáciles y criticar mediante el recurso a lugares comunes solo revela incapacidad para entender una situación insostenible y uno de los cambios más importantes que, de una manera o de otra, vamos a vivir como sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario